PROPÓSITO – ESTADO DE ÁNIMO Y RESULTADO
Hace unos días leí este interesante artículo de Warren Fowler en Facile Things, sobre la influencia del estado de ánimo en la Productividad Personal.
La conclusión es evidente, y es que, si estás de buen humor, tu productividad se dispara, pues la capacidad de enfoque aumenta. Por el contrario, estás de mal humor, ansioso o deprimido, eres más propenso a caer en la procrastinación y, en consecuencia, a situar tus metas cada vez más lejanas en el tiempo.
Partiendo del concepto anterior, me gustaría introducir otro; y no es más que la dependencia, que a menudo acusamos, de nuestro estado de ánimo en los resultados de nuestros proyectos y/o ejecución de los mismos.
A diario ponemos nuestro foco o centro de preocupación en un resultado concreto que creemos nos llevará a una situación de bienestar, obviando uno de los pilares más importantes de la Productividad Personal.
Aquello que hagamos debe estar alineado con nuestro propósito, principios y, mientras lo hacemos, debemos disfrutar del proceso. Clic para tuitear
Empezamos por saltarnos nuestros propios principios y valores durante la fase de planificación en un intento de llegar lo antes posible hasta la ejecución final. Pasamos directamente a supeditar nuestro bienestar a un parámetro que, en definitiva, puede venir impuesto por otra persona o empresa. Su valor final depende de muchos otros factores externos, a veces incontrolables desde nuestra posición tales como, el tiempo, disponibilidad de recurso personales o materiales, tareas delegadas, presupuestos, etc.
En este artículo me gustaría detallarte las desventajas de un estado de ánimo dependiente de los resultados, las ventajas de uno independiente y cómo conseguir este último a base de buenos hábitos y estrategias.
Vamos al lío…
DESVENTAJAS DE ENFOCARSE SOLO EN LOS RESULTADOS
Los resultados son en cierta medida incontrolables, en ocasiones difieren de lo deseado ya que, en cualquier proceso de planificación y ejecución de un proyecto influyen miles de factores.
Paradójicamente, centrarte simplemente en los resultados hará que pierdas la noción del propósito de tu proyecto y acabes fracasando en gran parte de las ocasiones, al no haber trabajado sobre la base de tu sistema de planificación.
La visualización de los resultados y su definición en detalle deben tomarse como una parte específica de la planificación de un proyecto, pero no como el fin principal del mismo.
Previamente es necesario tomar una serie de medidas que enfoquen tu visualización a hacia lo que realmente para ti será un escenario favorable, ya que, si basas el éxito o fracaso simplemente en los resultados, y con ello el estado de ánimo, probablemente:
- Perderás el rumbo con facilidad
- Terminarás desanimado y frustrado
- Serás presa de la procrastinación
- Disminuirá tu confianza
- Sufrirás ansiedad y estrés
- Trasladarás esta situación a tu equipo
- Perderás la confianza de tu equipo
- Volverás a cometer los mismos errores
Entonces, ¿qué puedes hacer para revertir esta situación y construir una mente independiente de tus resultados?
VENTAJAS Y SOLUCIÓN
La clave está en considerar el resultado como una parte importante de la planificación, aunque no como el centro de la misma. Existen 3 claves importantes a considerar a la hora de planificar un proyecto.
PROPÓSITO
Sí, a vueltas con el propósito, y es que es la brújula que te marcará el rumbo de cualquier proyecto que realices. Recuerda definir siempre claramente para qué vas a hacer ese proyecto que tienes entre manos.
Como dice David Allen en su gran libro Organízate con Eficacia, preguntarse el para qué de un proyecto tiene como grandes beneficios:
- Definir el éxito
- Generar criterios para la toma de decisiones
- Distribuir los recursos disponibles
- Motivar
- Facilitar el enfoque
- Aumentar las opciones de éxito
PRINCIPIOS Y VALORES
Será el barco en el que viajarás tú, tu equipo y tu proyecto. Tu decides si lo construyes de papel o del mejor de los aceros.
- Identifica los principios y valores por los que te regirás para llevar a cabo el proyecto. Establece tu propia declaración de constitución con el listado de valores que quieres abrazar durante la realización del proyecto y, sobre todo, deja claro aquello que no estás dispuesto a aceptar realizar para conseguir tus metas, porque choque con estos valores.
- Pide a los miembros de tu equipo que realicen exactamente lo mismo.
- Por último, realicen una declaración de constitución en conjunto, respetando los valores individuales de cada miembro del equipo.
¿Qué consigues con esto? Simple, al establecer un propósito común de acuerdo con valores que apoyen todos los miembros del equipo tendrás:
- Criterio común claro de actuación y toma de decisiones
- Ambiente de confianza
- Compromiso con el proyecto
- Colaboradores interdependientes (independientes y cooperantes entre ellos)
OBJETIVOS
En varias ocasiones te he hablado de la importancia de fijar unos buenos objetivos, desglosarlos en objetivos más pequeños para hacerlos asequibles, y revisarlos a menudo para comprobar se está cumpliendo con lo establecido inicialmente o renegociar nuevos objetivos en caso contrario.
Ahora llegó el momento de detallarte cómo definirlos para poder compararlos con el resultado final que obtengas de tu trabajo y puedas obtener unas conclusiones que te proporcionen la capacidad de mejora de resultados futuros sin previamente caer en la frustración y el desánimo.
En mi opinión un objetivo siempre debe cumplir estos 6 parámetros:
- Estar escrito en algún formato al alcance de la mano
- Aquello que no se plasma en un plano, papel o cualquier formato digital, se pierde en la complejidad de tu mente y lo efímero de tu memoria. Es por ello que, es sumamente importante que plasmes tus objetivos en el formato que mayor seguridad te proporcione para tenerlos a mano y revisarlos con asiduidad.
- Ser específico y detallado en lo que significa el éxito del mismo
- Este es un punto clave para detectar los recursos necesarios para la consecución del objetivo. A mayor detalle de definición mejor conocerás tu rumbo hasta la meta. Pregúntate qué, cómo, cuándo, con qué y quién…
- Ser medible para poder controlarlo
- Aquello que midas será fácil de clasificar y de conocer en qué momento exacto del progreso te encuentras. Establece números en detalle o en su defecto porcentajes aproximados. Evita los objetivos genéricos del tipo, conseguir más clientes potenciales. En su lugar puedes detallar, conseguir mínimo 50 clientes potenciales por día.
- Estar al alcance de nuestra mano
- Tu objetivo debe ser realista. De nada sirve marcarte grandes objetivos que suenan muy bonitos, pero sabes que son imposibles de conseguir con tus habilidades y recursos. Esto solo conseguiría frustrarte y volver atrás en tu ánimo.
- Estar en consonancia con los principios y valores del proyecto
- Para ello has creado la constitución de tu equipo y proyecto, para establecer unos objetivos que se alineen con su carácter y les impriman la confianza y el compromiso necesario para llevarlos a buen puerto.
- Tener una fecha de vencimiento
- Recuerda del artículo de “Los 11 pilares que harán de tus reuniones un reloj suizo”, la Ley de Parkinson – “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine”.Es muy importante fijar una fecha límite en el tiempo para establecer un nivel de prioridad a tu proyecto y poder enfocarte en la consecución del objetivo de la manera adecuada.
CONCLUSIÓN
Antes de fijar un resultado es necesario que sigas un proceso natural que empieza por establecer un propósito, basado en unos principios y valores establecidos en conjunto por el equipo y unos objetivos específicos, que además deben ser alcanzables y fijados en el tiempo para que te permitan comparar los resultados finales con lo establecido de manera consciente en un principio.
Cuando conocemos el origen y el propósito de nuestros esfuerzos, el resultado no dictamina nuestro bienestar. Clic para tuitear
Ahora dinos, ¿son los resultados el motivo de tus preocupaciones?
Pasa a la acción y deja tu comentario. Resolveré personalmente tus dudas.
Abrazo y a seguir productivos
Música del artículo: Ed Sheeran – I’m a Mess